jueves, 10 de abril de 2014

POEMAS AL LIBRO

Meses

En enero,
los libros van primero.
En febrero,
leer es lo certero.
Marzo llega,
poemas en espera.
Para abril,
los cuentos serán mil.
Para mayo,
leyendo sin desmayo.
Mes de junio,
¡Poesía en plenilunio!
¿Sol de julio?
Lecturas para estudio.
Si es agosto,
leer no tiene costo.
¿Leer en septiembre?
¡A saltos como liebres!
Octubre asoma ...
¡cuentos a las palomas!
¿Noviembre vino?
¡Leer con los zorrinos!
¡Diciembre, al fin!
Leer como en abril.


ODA AL LIBRO, COMPAÑERO DE VIAJE Y EMOCIONES
(Jesús Pascual)

A ti, hermoso libro
de mis noches compañero,
y de muchos un amigo,
a tí, que abres deseos
para un mundo escondido
que entre tus páginas, como un sueño,
nace con el ritmo
de quien nuevos senderos
abre con su ilusión y cariño.

A tí, que siembras en los niños
semillas de esperanza
para abrir nuevos caminos
que todas las fronteras traspasan
y llevan a buen destino
todo lo que tus páginas cantan.
A ti, libro sencillo
que abres tu ventana
a los ojos de quien siente muy vivo
todo lo que tus hojas plasman:
tesoros escondidos,
amores y desamores eternos,
estrellasy planetas perdidos,
personajes y sueños
que nos tienen en vilo.
No lo dudes, hazte compañero
de tu amigo el libro.



Don libro está helado
(Gloria Fuertes)

Estaba el señor don Libro
sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.

Estaba el señor don Libro
aburrido en su sillón,
esperando a que viniera... (a leerle)
algún pequeño lector.

Don Libro era un tío sabio,
que sabía de luna y de sol,
que sabía de tierras y mares,
de historias y aves,
de peces de todo color.

Estaba el señor don Libro,
tiritando de frío en su sillón,
vino un niño, lo cogió en sus manos
y el libro entró en calor.


La biblioteca
(N. Zapatero)

Juntos en la biblioteca,
están siempre allí esperando
que alguna manita inquieta
se decida a despertarlos.
Sus hojas son ventanitas
que abren con alegría
para llevarnos a un mundo
de aventura y fantasía.
A veces leo de brujas,
otras veces, de planetas,
de princesas, de animales
o de un niño en bicicleta.
Por favor no me interrumpan,
dejadme ahora tranquilo,
que quiero leer un libro
                                                                                y compartirlo contigo.

El libro
(Maritza Valle Tejeda)

 Amigo fiel que me acompañas
cuando hay frio o calor,
amigo sabio que me enseñas
de la vida lo mejor.
Contigo descubro el mundo
entre paginas de amor,
de lo simple a lo profundo
de la alegría al dolor.
Amar a mi patria me enseñas,
también como hacer un avión,
me cuentas historias pequeñas
¡Es tuyo mi corazón!
Tu eres libro mi amigo
y yo de ti disfrutare,
quédate siempre conmigo
que yo también te amaré


HAY BOSQUES DE LIBROS
Existen bosques
que no son precisamente de árboles.
Y si miráramos algunos libros
veríamos que tienen hojas
escritas con palabras de silencio.
Hay formas de sonidos
que son una onda muda nada más.
Como cuando uno vuelve a un sitio
del que no se ha marchado nunca.
Como cuando rebota
la vibración de un pájaro que vuelve
al nido de su origen último.

Ver a ese bosque que no es bosque
o leer el libro, el cual está sin letras,
o presenciar un vuelo planeador ya agotado
conlleva una renuncia, una exigencia
al retroceso, a ir de nuevo al antes
de que los cuerpos fueran cuerpos
e hicieran falta piras
para contrarrestar las sumas.

Hay bosques de palabras,
pájaros que son nidos por montar,
y libros con las hojas del revés
que obligan al lector a leer torcido.
También poemas que se incendian
en el momento exacto de escribirse.

Igual que un inventado sueño
que aparece y desaparece cuando es contado.
Y del que no hay explicación posible.










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